Yo, Nerea Álvarez Domínguez, la chica normal, del montón, la bajita del pelo largo. Un poco ingenua, un poco tonta, un poco desconfiada, un poco lista. Alguien le robó el romanticismo hace años, alguien le usurpó las ganas de querer. La que aprende a base de ostias (siempre todas con la misma piedra). La que no creía en lo especial, la que no sentía lo especial. Esa que nunca sabe lo que quiere, o por lo menos no lo sabía, porque desde el día que experimenté lo que se sentía al poder perderle sí supe exactamente lo que quería.
Puede que no sea el momento, ni el lugar, ni la situación adecuada. También puede que estas no sean las palabras... pero gracias, porque nadie sabe todavía lo especial que puede llegar a ser.
Lo siento si soy una imbécil, si no le entiendo o si no soy todo lo que él se merece. Y si a veces tengo dudas o pienso que esto se me va a quedar grande porque en el fondo sé que podemos y lo haremos. Sé que soy insoportable la mayoría de las veces pero me hace sentir jodidamente especial y me deja su chaqueta cuando tengo frío y me da la mano por la calle y al que todo esto no le sirva, no le llegue o no le complazca es porque todavía no le conoce. Espero saber hacer esto bien, en serio.

Te quiero,
CUATRO.